El proyecto Liceos Bicentenario nació como un compromiso del programa de gobierno del Presidente Sebastián Piñera en el período 2010-2014, con el propósito de contar con nuevos Liceos de Excelencia a lo largo de todo Chile. Una política pública enfocada en entregar igualdad de oportunidades a todos los estudiantes del país, y aportar a la superación del déficit del sistema educativo, así como seguir impulsando y fortaleciendo la educación de calidad en Chile.

El proyecto Liceos Bicentenario busca fortalecer la Educación Media en todas sus modalidades (Humanístico-Científica, Técnico-Profesional, y Artística), impulsando a los establecimientos a alcanzar, recuperar o mantener estándares de excelencia, que permitan a los estudiantes acceder, a través de una educación de calidad, a las herramientas necesarias para enfrentar su futuro.

Como un liceo que ha obtenido el Sello Bicentenario hemos hecho un compromiso con la calidad de la educación de nuestro establecimiento, ya que toda la comunidad escolar comprende que un Liceo Bicentenario representa una oportunidad para sus estudiantes.

La identidad de los Liceos Bicentenario y la cultura que transmiten a toda su comunidad educativa se consolida a través de cinco pilares fundamentales potenciados por el programa. Estos son:

Ser Bicentenario significa que todos quienes forman parte de la comunidad escolar; directivos, docentes, apoderados, funcionarios y estudiantes, desarrollan el convencimiento de que es posible buscar y alcanzar la excelencia, de que todas las metas se pueden lograr con determinación y trabajo y que el establecimiento orientado a la mejora puede, efectivamente, transformar la realidad escolar a una de excelencia en el corto plazo.

Para poner foco en los aprendizajes y la sala de clases, se deben crear ciertas condiciones previas, una especie de “normalización”, que la mayoría de los establecimientos ha hecho propia.
Es necesario establecer reglas y responsabilidades claras, como la exigencia de puntualidad a estudiantes y profesores. Se deben eliminar algunas distracciones, establecer dinámicas para que se aproveche el tiempo al máximo y exigir constantemente a los estudiantes que tengan actitudes que contribuyan al aprendizaje, como el respeto a los profesores y compañeros.

Al hacer un diagnóstico de los conocimientos que tienen los estudiantes cuando inician un año escolar, se ha visto que traen una gran cantidad de vacíos que los atrasa entre dos o tres años respecto a los conocimientos que deberían dominar según el currículum nacional. Esto ha levantado la necesidad de realizar nivelación de aprendizajes antes de comenzar cualquier unidad o contenido nuevo donde, si es necesario, se retroceden dos o tres años en el currículum para retomar contenidos anteriores y fortalecer lo básico antes de comenzar con el nuevo.
Para llevar a cabo la tarea de enseñar, tanto docentes como directivos deben realizar un seguimiento constante al desempeño de los estudiantes.

Este pilar, que surge a partir del principio de la “libertad de cátedra”, se basa en la convicción de que la autonomía de los establecimientos es un valor que se debe defender y es fundamental para mejorar el sistema educativo, porque valora el contexto de cada establecimiento, con su historia, sus necesidades y experiencias. La libertad de cátedra es el derecho de “enseñar a los estudiantes de acuerdo con la mejor comprensión de la verdad».

Este pilar orienta a los líderes de los Liceos Bicentenario a ser capaces de consolidar un modelo de gestión educativa que establezca objetivos y expectativas, asigne recursos de manera estratégica, asegure una enseñanza de calidad, lidere el aprendizaje y formación docente, asegurando siempre un entorno ordenado y seguro. Estos enfoques han mostrado excelentes resultados en el clima de convivencia escolar, dentro y fuera de la sala de clases, también en la calidad de los aprendizajes y en la motivación de los docentes.

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